26 enero 2018

POEMAS


Matilde Bueno Aguado


J. S. M.


Callejón oscuro, oscura senda,
alegre en otro tiempo.

Por donde antes la risa, devastador invierno
hermanó tus escombros a mis recuerdos.

Y grita la esperanza por recobrar su acento
que burlón devuelve el solitario eco.

Triste calle sin fin.
Espejo de mi alma, de mi dolor entero.

Tus muros elocuentes tornáronse silencio.
Preñado de añoranza.
Anciano de recuerdos.


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Caballo blanco alado de mis sueños:
Cabalgábamos juntos.
Tu galope y mi risa,
al viento.

Mis sueños eran nubes y tus pezuñas sueños
que poblaban el aire
de inocentes misterios.

Caballo blanco alado de mis sueños:
Crecimos como hermanos.
Mi latido y el tuyo,
al viento.

Y fue en tus largas crines, umbral de un cauce negro,
donde ahogué la alegría
con despertares nuevos.

Se quebraron tus alas.
Se truncaron mis sueños.
De tu firme galope borró la alegre huella
mi caminar incierto.

Quise beber la escarcha que fundiera tu aliento
y solo hallé los ecos
de un relincho en el viento.

De tus enormes alas, apenas trozos sueltos.
De mis sueños de entonces
tan solo este recuerdo.

22 enero 2018

Hasta luego

Julio Sánchez Mingo

Era la más castiza de los doce hermanos. Fue la mejor amiga de mi madre. Trabajó duramente para su familia y se sacrificó lo indecible por sus hijas. Tenía una memoria prodigiosa. Era muy activa y le encantaba recorrer las calles de Madrid. Estaba orgullosa de su nieta y de sus bisnietas. Era una devoradora de caramelos, aunque no creo que haya podido disfrutar de los últimos que le traje de Turín, al menos no de todos. Afrontó la ancianidad con espíritu y buen humor y decía que se vivía demasiado tiempo, demasiados años. Hasta el último momento conservó la lucidez y una excelente forma física, si consideramos los 98 años que tenía. Le gustaba mucho la conversación y era muy sociable. Cenamos juntos la última Nochebuena, charlando animadamente. Con ella hemos perdido un documentadísimo archivo viviente en lo tocante a la familia y a Madrid.
Bellísima persona. Compartimos muchos momentos, buenos y malos. Para mí, una pérdida irreparable.
Hoy se ha ido. Hasta luego, tía Paz.

Puerta de Alcalá. Madrid. Diccionario Geográfico de Pascual Madoz. 1849

19 enero 2018

Diario de guerra, 1916-1917: La vigilia de Caporetto - Fragmento
Silvio D’Amico
Traducción del italiano de Julio Sánchez Mingo

La guerra saca a la luz lo mejor y lo peor del género humano.
En un regimiento de infantería se produce un conato de insubordinación. Se oyen disparos de fusil, se grita: -No queremos volver a las trincheras.
El coronel ordena una investigación, pero los culpables no son identificados. Entonces, dispone que diez soldados sean elegidos al azar y fusilados.
Los hechos habían acaecido el día 28 del mes y la pena disciplinaria había sido decidida el 30. Pero el 29 se había incorporado un contingente de reposición para cubrir las bajas producidas en las batallas anteriores, 30 efectivos por compañía.
Se pregunta al coronel qué hacer: -¿Se debe incluir a los recién llegados en el sorteo? No pudieron participar en el tumulto, que fue el 28.
El coronel responde: -Incluid a todos.
Así se hace y, de los 10 elegidos, dos se habían sumado el 29.

En el momento del fusilamiento tiene lugar una escena patética. Uno de los dos hombres, ambos pertenecientes a quintas de mayores, se desmaya. El otro, con los ojos vendados, trata de adivinar dónde está el comandante del regimiento, vociferando: -¡Mi coronel! ¡Mi coronel!
El silencio es sepulcral.
El jefe tiene que responder y finalmente lo hace: -¿Qué sucede, hijo?
El soldado vendado grita: -Mi coronel, yo soy de la quinta del 75. Soy padre de familia. El día 28 yo no estaba. ¡En el nombre de Dios!
-Hijo mío- contesta paternalmente el mando- yo no puedo saber quién estaba y quién no. Nuestra justicia hace lo que puede. Si eres inocente, Dios te lo tendrá en cuenta. Confía en Él.

Nota del traductor. En la primera descarga el condenado sólo fue herido. A pesar de rogar, implorar clemencia, el oficial lo hizo atar a un poste y fusilar de nuevo. Unos días después, en un combate, el coronel fue alcanzado en la espalda por proyectiles italianos y cayó muerto.

Sivio D’Amico (1887-1955) fue un famoso crítico teatral y catedrático de Historia de la Dramaturgia italiano. Fundó y dirigió la Academia Nacional de Arte Dramático de Roma, que ahora lleva su nombre, por la que han pasado actores, directores, autores, escenógrafos y guionistas como Vittorio Gassman, Andrea Camilleri, Anna Magnani, Paolo Stoppa, Nino Nanfredi, Monica Vitti, Umberto Orsini, Gian Maria Volontè y Luca Ronconi, entre otros. Combatió en la I Guerra Mundial como oficial de complemento de Artillería, período en el que escribió su Diario de Guerra, 1916-1917.



Otra publicación de similar temática, las atrocidades de la guerra en los días de la catástrofe de Caporetto:
Anna, de Maria Luisa Ciattei

12 enero 2018

La tragedia de Asia Menor, las enseñanzas de la historia y Cataluña

Julio Sánchez Mingo



En 1922, Grecia perdió todas sus posesiones en Anatolia al ser derrotada en la llamada Guerra de Independencia Turca, librada contra el régimen nacionalista de Mustafá Kemal Atatürk, como consecuencia y reacción natural, tras la I Guerra Mundial, del desmembramiento del Imperio Otomano. Éste había sido decidido por los gobernantes y políticos, las élites, de Gran Bretaña y Francia, desde sus despachos, para satisfacer sus intereses geoestratégicos, sin consideración alguna por las poblaciones de las regiones afectadas, sin tener en cuenta criterios de religión, etnia o lengua o simple humanitarismo. Todo ello es el origen de graves problemas que subsisten todavía como Palestina, Kurdistán, Armenia, Siria, Irak, el Golfo Pérsico, Oriente Medio en general.

Tras la guerra griego-turca, por el tratado de Lausana de 1923, se acordó un intercambio de poblaciones entre Grecia y Turquía, de tal forma que 1,5 millones de ortodoxos anatolios hubieron de emigrar a la nación helena y medio millón de musulmanes griegos fueron asentados en Asia Menor, sin atender razones de lengua u origen étnico, sólo la pertenencia a un credo religioso. Los nuevos turcos no hablaban turco y los nuevos griegos no hablaban griego. La población desplazada a Grecia constituyó una inmensa masa humana de refugiados que, en su mayoría, se encontraron en la extrema pobreza y el mayor desamparo. Se establecieron en ciudades como Atenas, El Piréo y Tesalónica, llevando con ellos sus tradiciones, su cultura y su música. Precisamente en esos círculos de miseria y desclasamiento se desarrolló la música rebética, la popular música griega que todo el mundo conoce y casi nadie sabe que se llama así. Rebético es un término turco que significa rebelde.
La misma tragedia se produjo con los trasladados a Anatolia.
¡Una verdadera catástrofe humanitaria!
La justificación de semejante despropósito fue la existencia de tensiones y enfrentamientos étnicos, que un justo y buen gobernante debe apaciguar, no avivar, como casi siempre sucede y sucedió en este caso.

Pero no aprendemos de la historia, que parece sólo servir para entretenimiento de sus diletantes como yo.
Ahora mismo, en una región del Sur de Europa, unas élites locales se dedican, desde salas alfombradas, con intereses espurios, a dibujar nuevas fronteras, que siempre separan, nunca unen a los pueblos y quiebran la cooperación y el entendimiento entre las gentes. También, esgrimiendo argumentos, muchos de ellos falsos, relativos a la cultura, la tradición, la historia, la economía, la identidad nacional, la lengua propia, las raíces y las costumbres se dedican a inducir y exacerbar la intolerancia y el fanatismo de una ciudadanía que, en política, atiende más a la pasión que a la razón y que han provocado la ruptura de familias y amistades, enrarecido el ambiente en los centros de trabajo, y dañado seriamente la economía. Además, para mayor escarnio, en contra de los deseos, expresados en las urnas, de más de la mitad de la población del territorio en cuestión.
¿Le suena, querido lector, esta situación? ¿No encuentra analogías con aquellas situaciones del pasado cuando ahora se proscribe a los que no piensan igual, no son del mismo círculo o no hablan la misma lengua?

Parece mentira, visto desde el siglo XXI, que la Córdoba musulmana, la Toledo medieval o la Constantinopla otomana fueran núcleos de coexistencia pacífica, convivencia y tolerancia sin discriminaciones por razones de religión, origen étnico, idioma, tradición o cultura.
Y los políticos y gobernantes no se aplican la lección. Todos, entonces y ahora, predicando la concordia pero sin emprender acciones que condujeran o conduzcan a la mísma. Desde sus despachos viven de espaldas a las necesidades reales de las ciudadanías. Ahora, en España, basta analizar sus decisiones en lo relativo a educación, sanidad, pensiones, investigación y desarrollo y cultura para contrastar la realidad de este aserto. Unos ocupados con su independencia, los otros afanados en alimentar a su entorno próximo y a la oligarquía financiera mientras el sufrido contribuyente cotiza, de mala gana, pues obtiene muy malos réditos, pésimos servicios.

¿Aprenderemos alguna vez de las enseñanzas del pasado?