18 agosto 2017


Estampas veraniegas

El asador de pollos

Julio Sánchez Mingo

Ganará un buen dinerito, a tenor de la larga cola de clientes que, estoicamente, esperan su turno, muchos de ellos bajo un sol implacable, al apetitoso olor de sus asados. Es justo porque se lo trabaja, duramente, desde el alba, de mercadillo en feria, soportando temperaturas inhumanas, como un moderno Vulcano en la fragua, forjando volátiles torrados para una parroquia indolente, que prefiere los rigores de Helios a los calores de la cocina doméstica. Como el personaje de Velázquez, se toca con una cinta.


Su estipendio lo logra, seguramente, con mayor merecimiento que Cristiano Ronaldo, pongamos por ejemplo, y, por supuesto, tantos que viven del cuento.
No me olvido de mineros y pescadores, y de los que asfaltan carreteras en la canícula. Tampoco de los que desguazan barcos en las playas de Bangladesh y del resto de los trabajadores parias de este perro mundo, que, de sol a sol, por un estipendio miserable, en condiciones esclavistas e inhumanas, engordan a patronos despreciables, mientras otros disfrutamos del dolce far niente.
Mi reconocimiento a todos ellos.




11 agosto 2017


YO SOLO SOY UN NIÑO

Matilde Bueno Aguado





1 NIÑO

Niño era solamente un niño.
Cuando alguien le preguntaba: “¿Tú cómo te llamas, chaval?”
- Me llamo NIÑO.
Eso si contestaba. Y si podía, hacía como que no había oído. “Sordo, seguro que es sordo”.
“Y a ti que te zurzan”. Solo que no lo decía. Lo que más le gustaba era lo que nunca decía.
Para mamá siempre era mi niño. “¿Has visto qué guapo es mi niño? ¿Sabes que quiere ser bombero?”
Todavía notaba ese escozor en los ojos cuando pensaba en MAMÁ. Siempre.



2 BOMBERO

Lo primero que llama la atención de Bombero son los ojos. Y eso que todo él es atractivo: las piernas tan largas, la sonrisa franca, su aire indolente. Pero sobre todo los ojos color de miel.
- Y tú, chaval, ¿cómo no estás en la escuela?
No era la primera vez que veía a ese niño. Debía vivir cerca porque cruzaba el Parque de Bomberos por allí y a menudo siguiendo a un pájaro rarísimo.
A Bombero le gustaban los niños. Y éste, además de gustarle, le intrigaba.
- A ver, estoy esperando tu respuesta.
El que Bombero le hablara era algo tan emocionante que ni siquiera buscó una excusa.
- Me escapé.
- Lo haces con frecuencia. Te he visto muchas veces.
- ¿TÚ me has visto?
- Sí. Y también a un pájaro muy feo que va contigo.
- No es feo. Es un Ave del Paraíso. Y me quiere.
- Lo entiendo; pero cuéntame por qué te escapas.
- Porque me aburro y porque huele a borrego el colegio. El campo si que huele rico, menuda diferencia.
- Y si no estudias, ¿qué serás de mayor?
- Seré bombero como tú.
- ¡Vaya sorpresa! Quieres ser bombero pero no te interesa estudiar.
- Claro.
- Pues fíjate en mí. Yo tuve que ir muchos años al cole antes de dedicarme a lo que me gustaba.
Niño le mira pensativo.
- ¿De vedad?
- De la buena.
- Vale, pues… a lo mejor estudio. Pero ¿me dejas ser tu amigo?
- Ya soy tu amigo. ¿Quieres saber cómo me llamo?
- Ya lo sé. BOMBERO




3 MAMÁ

Tuvo un sueño precioso.
Paseaba por el bosque, rodeado de árboles altísimos. Olía a tomillo, a romero, a jara, a pino, a tierra mojada.
Encontró una casa acurrucada contra el tronco de un árbol hueco. Y de la casa salió MAMÁ.
Cuando lo abrazó, era tan suave y olía tan bien como NIÑO la recordaba. Pero su sonrisa aún más dulce.
La besó muchas veces. No se cansaba de besarla ni ella de sonreírle. Sin palabras. Solo queriéndose.




4 NEGRO

Mientras caminaba no iba triste porque aún estaba lleno de MAMÁ.
Se cruzó con un Negro de esos que dicen que llegan de muy lejos, en unos barcos que llaman pateras y que, según cuentan, a veces ni llegan, porque se quedan en el mar hasta morirse de frío.
Y piensa que antes de morir también soñarán con ver a su madre y con que les besa y les sonríe.
Por eso, cuando se cruzó con el Negro le dio la sonrisa más bonita que guardaba y el negro le contestó con su sonrisa más blanca.
Aquel día había sido maravilloso para él y hubiera querido compartirlo. Se rebuscó en el bolsillo para ver si tenía algo que ofrecerle. Sus bolsillos estaban vacíos, como siempre.
El Negro le pasó la mano por el pelo y le preguntó algo. Pero en un idioma muy raro que no entendía. Quizás fuera lo mismo que le preguntaba todo el mundo y, por si acaso, respondió:
- Me llamo Niño.
El negro dijo entonces:
- Adiós, Niño. Te quiero Niño.
Y Niño contestó:
- Adiós Negro. Te quiero, Negro.




5 CHICA

Chica lloraba y lloraba. Tenía un moratón debajo del ojo.
- ¿Qué te han hecho, Chica?
- Era un mal nacido.
- ¿Y por qué vas siempre con esos hombres tan malos?
- No parecen malos al principio. Y luego, ya ves.
La mira sin saber qué contestar. Está preciosa. El pelo rubio y lacio recogido en la nuca y los ojos casi iguales que los de Niño. Azules. Azules y con todo el firmamento dentro.
- Es que estoy muy sola. Y necesito que me quieran.
- Yo te quiero.
- Y yo a ti. Pero tú no lo entiendes. Sólo eres un niño.
Rebusca en su cabeza qué puede decir. Ella tiene razón. Sólo es un niño.
- Después de Mamá tú eres la chica más preciosa que he visto en mi vida. Y te pareces a ella. Muchísimo. Tan preciosa como ella.
Siempre le dice cosas como esa. Sólo es un niño.
- Quisiera ser mayor para poder casarme contigo. Cuando sea mayor voy a casarme contigo, si tú quieres.
- Ojalá… Cuando tu seas mayor yo seré casi una ancianita. Ojalá fuera posible.
- Bueno, pero tú has de encontrar un buen hombre, ya lo verás.
Ella sonríe y callan luego. Es un silencio bonito, de los que les gusta a los dos. Hasta que lo rompe Niño.
- ¿Esta casa es tuya?
- Sí. Era de mi abuela y ahora es mía. Es lo único que tengo.
Están sentados en un banco de piedra adosado a la pared. Tienen delante los refrescos de limón que siempre le prepara Chica. Nadie los hace como ella.
- ¿Por qué nunca veo a tu madre?
- Porque no tengo madre.
- Todo el mundo tiene madre. Si no se ha muerto, como la mía.
- Yo no.
Después de una pausa muy larga. Pensativo:
- ¿Y tu padre?
- No tengo padre. Ya lo sabes. No tengo a nadie. Sólo tenía a mi abuela. Y ahora tampoco.
Niño se abraza a ella mucho rato. Y luego, bajito:
- Pero me tienes a mí.




6 AVE

La naturaleza era su amiga. Siempre. Los árboles sus amigos. A ellos les contaba secretos y ello oían y callaban.
Y también se los contaba a Ave.
Decían que era fea, que perdía plumas y ensuciaba todo. No le importaba. Era su amiga y la quería.
Y ella también lo quería. Se sentía importante cuando la llamaba Ave del Paraíso.
- ¿Que por qué del Paraíso? Pero tonta, ¿no te vi bajar del cielo? Pues eso.
Sólo le fastidiaba su manía de andar un metro por delante de él.
- ¡Qué te va a pillar un coche, so tonta!
Y como si nada.
A ella le contó lo de padre un día que estaba muy triste.




7 PADRE

- Padre no es malo ¿sabes? Qué va, no es nada malo. A Mamá la cuidaba muy bien hasta que nos dejó. Pero luego me traía a la pedorra. Claro, yo lo entiendo, es que el pobre está muy solo. Como yo. Pero bueno, yo sólo soy un niño.
Y un día va y me pregunta:
- ¿Te gusta mi amiga?
Y yo:
- No.
Y él:
- ¿Por qué?
Y yo:
- Porque es una pedorra y además con las tetas gordas.
Y él venga a reírse.
- ¿Y qué tienen de malo las tetas gordas?
- No sé, a mi no me gustan. Si acaso un poco, como Mamá.
Ahí se puso más serio.
- Bueno, hijo, déjalo.
Pero él no lo dejó y un día aparecieron los dos muy contentos y ella venga a pavonearse y a hacerse la simpática.
- Ven aquí, hijito. ¿Te gusta mi traje?
Era horroroso, pero ¿qué iba a decirle?
- Sí, señora.
- Mamá. Ahora has de llamarme mamá.
- Sí señora.
- ¿No me oyes, monín? A mí has de llamarme mamá.
- Si señora.
- Pero bueno ¿este niño es tonto o se lo hace?
Y padre:
- Déjalo, mujer, ya se acostumbrará. Es que es muy suyo.
Yo no sabía qué era ser muy suyo, pero como sirvió para que me dejara en paz la pedorra, me gustó.
Y desde entonces, cuando algo no me interesa, digo:
- Yo es que soy muy suyo.




8 CHISPAS

Cuando él llego a la casa, Chica tendía la ropa de unas cuerdas. Ella no lo sabía, pero ¡qué bonita estaba!
La mirada embobada de bombero la hizo sonreír.
- ¿Sucede algo?
- ¿Es aquí donde venden fuego?
Lo contempla pasmada:
- ¿Cómo dices?
Y él, despierta.
- Perdona. Recibí el aviso de que aquí había fuego. Como ves soy bombero.
- Pues no, mira, de momento aquí ni hay fuego ni se vende nada. Creo que alguien te ha gastado una broma.
- No sé. En realidad fue una llamada muy extraña y brevísima. Un niño excitado que sólo gritó estas señas y añadió: “¡rápido, rápido!”.
Una luz se enciende en el cerebro de Chica. La misma que brilla en sus ojos. Y en los de él.
Porque cuanto más se miran menos entienden lo que está pasando.
Los ojos azules se han quedado atrapados en los ojos dorados. Y ha saltado la chispa.
¿Qué le ocurre a Chica?
¿Y qué le ocurre a Bombero?




9 Capítulo final YO


Hay una calle conocida.
Hay un bombero novato que no sabe que detrás del pajarraco siempre corre un niño.
Hay un frenazo. Gritos. Y un ave que vuela hacia el Paraiso.

Al escuchar el frenazo pego un salto que me arroja de la cama.
Pero no era un frenazo. Era el despertador, sobre la mesilla, que me arrancaba del sueño.
Y lamento que nunca conoceré el final de esta historia.



Julia Sánchez Tijero (detalle)











04 agosto 2017

Dolomitas. Patrimonio de la Humanidad


Texto y fotos de Julio Sánchez Mingo

Los pies de las imágenes de rocas son de Javier García Guinea, geólogo, profesor de investigación del CSIC en el Museo Nacional de Ciencias Naturales


A Marisol


Los Dolomitas, también llamados Montes Pálidos, Dolomites en ladino, la lengua autóctona del territorio, que no se debe confundir con la lengua de los sefardíes, Dolomiti en italiano, Dolomitis en friulano, Dolomiten en alemán, son un conjunto de grupos montañosos de los Alpes Orientales que se distribuyen por las regiones italianas del Véneto, Trentino-Alto Adigio y Friuli y, más concretamente, por las provincias de Belluno, Trento, Alto Adigio, Údine y Pordenone.
En 2009 fueron declarados Patrimonio Material de la Humanidad por la UNESCO.

Los Dolomitas toman su nombre del naturalista francés Déodat de Dolomieu (1750-1801), que fue el primero en estudiar el característico tipo de roca predominante en la zona, que en su honor fue bautizada dolomía, y que está formada principalmente por carbonato doble de calcio y magnesio, (MgCa(CO3)2). Esta composición química da lugar al fenómeno, denominado en italiano enrosadira, que proviene del término ladino que significa volverse rosa, por el cual las rocas dolomíticas adquieren un color rosa, que gradualmente va virando a violeta, al incidir sobre ellas los rayos del sol al atardecer.

Atardecer sobre el Gruppo delle Odle. Val di Funes

La génesis de este tipo de roca carbonatada comienza hace 250 millones de años, en el Triásico, en mares poco profundos y de aguas cálidas, alejados de la actual localización de los Dolomitas, con la acumulación de conchas, corales y algas calcáreas, en un ambiente marino y tropical similar a las actuales barreras de coral de las Bahamas y de Australia oriental. En el fondo marino se apilaron centenares de metros de sedimentos que, por su propio peso, y habiendo perdido los fluidos internos, se transformaron en rocas. La colisión de las placas europea y africana, orogénesis alpina, hizo emerger estas rocas que se alzaron más de 3.000 metros sobre el nivel del mar.

Montañas y grupos destacados de los Dolomitas son las Tres Cimas de Lavaredo, Pale di San Martino, Monte Civetta, los Dolomitas de Brenta, Gruppo delle Odle, Gruppo di Sella y el macizo de la Marmolada. Curiosamente siempre se dice que la Marmolada es la altura máxima de los Dolomitas con sus 3.348 m. a pesar de que no es un macizo estrictamente dolomítico, ya que en la composición de su roca dominan calizas blancas muy compactas, derivadas de escolleras coralinas, con inclusiones de material volcánico.

El paisaje de los Dolomitas se caracteriza por la presencia de grandes superficies de depósitos detríticos, fruto de la fuerte erosión causada por el hielo, la nieve, el agua, el viento y el contraste frío-calor.
Los Dolomitas son unas montañas bellísimas, agrestes, que surgen de valles cubiertos de bosques de coníferas de gran altura y de prados y pastos espléndidos.

La cubierta arbórea de los Dolomitas se compone del alerce, Larix decidua Mill., conífera caducifolia, la pícea, Picea Abies L., el característico árbol de Navidad, también llamada abeto rojo, el abeto blanco, Abies alba Mill., es decir, el abeto propiamente dicho, el pino silvestre, Pinus sylvestris L., el pino cembro, Pinus cembra L., y, a gran altitud, el pino mugo o pino negro de montaña, Pinus mugo Turra.
Todos ellos alcanzan portes elevadísimos, de hasta 40 metros, excepto el pino cembro, que sólo llega hasta los 25 metros y el pino negro de montaña que, por su elevada estación, sometido a condiciones climatológicas muy adversas, suele presentar carácter arbustivo o rastrero.
El alerce, la pícea y el pino cembro no existen silvestres en la Península Ibérica. El cembro es la única especie del género Pinus en Europa cuyas acículas se agrupan en número de 5 en cada braquiblasto, en lugar de 2 ó 3, como sucede con el resto.

En el mes de julio, período en que tiene lugar la primavera alpina, los Dolomitas son un inmenso jardín cuajado de flores, un verdadero paraiso.

No hace falta decir que los Dolomitas son una auténtica joya de la Naturaleza, que debemos preservar y conservar para deleite de todos nosotros y de los que vienen detrás.

Gruppo delle Odle, desde Santa Maddalena, Val di Funes. La aguja más alta es el Sass Rigais (3.025 m.)
Pequeña iglesia de San Giovanni en Ranui, pedanía de Santa Maddalena, con el Gruppo delle Odle al fondo
Val di Funes desde Ranui, con la pequeña iglesia de San Giovanni en primer término

Pale di San Martino desde el Passo Rolle
Pale di San Martino desde el Plan della Vezzana

Pastos en el Plan della Vezzana

Pasto de alta montaña por encima del Plan della Vezzana, sobre un acantilado que cae a plomo sobre la subida al Passo Valles. Provincia de Trento

En la primavera alpina, en el mes de julio, los Dolomitas son un jardín florido

Prado florido subiendo de Passo Falzarego a Forcella Averau

Amapola amarilla rética (Papaver alpinum L. sub. rhaeticum), captada en la subida a la Forcella Averau desde Passo Falzarego

Cardo de bellísima tonalidad

Averau (2.649 m.)

Panorámica desde el Nuvolau (2.575 m.)

Cinque Torri, academia de los escaladores de Ampezzo, y el valle del mismo nombre, con Cortina, al fondo

Libando de una raiz de bicho mayor, también llamada árnica borde o falsa árnica (Doronicum grandiflorum Lam.)

En primer término, un alerce. En segundo plano, píceas

Una pícea y un pino compiten con las agujas dolomíticas por alcanzar el cielo

Los Dolomitas de Ampezzo y, en primer plano, Cinque Torri, desde la ladera este del Averau (2.649 m.)

Gruppo delle Tofane. Dolomitas de Ampezzo

Tofana di Rozes (3.225 m.) desde el Plan del Menis

Las Tres Cimas de Lavaredo (2.999 m.), el grupo más emblemático de los Dolomitas

Panorámica desde el refugio Auronzo, a los pies de las Tres Cimas de Lavaredo, a primera hora de la mañana

Dolomía con inclusiones de óxidos de hierro

Formación de estratos verticales de dolomía con intercalaciones de margas carbonosas

Detalle de los planos de estratificación de las dolomías con margas carbonosas

Lago de Valdaora. Alto Adigio

Flores, prados, grandes coníferas, agrestes agujas y .... el cielo: Dolomitas

Para completar el disfrute y la admiración de la Naturaleza en los Dolomitas, nunca viene mal aprovechar el viaje y cultivar el espíritu con la contemplación de obras maestras de los grandes genios de la Humanidad en la Pinacoteca de Brera de Milán.


Pietà (detalle). Giovanni Bellini. Pinacoteca de Brera


Cristo morto e tre dolenti (detalle). Andrea Mantegna. Pinacoteca de Brera

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